(Lima, Perú).- La frase “inclusión social” es la más trillada durante este gobierno, Nadine Heredia debe ser la persona que más menciones ha hecho; un ministerio ha sido creado a su nombre con mucho despliegue mediático y a la hora de buscar los resultados,
no vemos uno que destaque. Muy poco tiempo para exigirlos dirán los defensores oficiosos del régimen, se escudriñarán cifras por allí para que los voceros oficiales de los inquilinos de la casa de Pizarro, salgan a argumentar; pero los hechos objetivos indican que aún no vemos nada trascendente.
Para avanzar en el terreno de “incluir” a los postergados, para que tengan acceso a los bienes, servicios y cultura que los más beneficiados tienen, empecemos por lo evidente y que se puede cubrir en muy corto plazo, el uso del gas licuado de petróleo (GLP) para la cocción de alimentos, donde hay cifras oficiales al 2011 del INEI, correspondiente a su última encuesta nacional de hogares (ENAHO), que es el referente por donde debe empezarse a actuar.
El guarismo más elocuente es el que señala el porcentaje de hogares por región que usan leña diariamente, como combustible doméstico. Encontramos cifras escalofriantes que señalan postración y aberraciones de carácter ecológico, pues leña es sinónimo de deforestación, que un Ministerio del Ambiente no ve, o no sabe lo que se debe hacer.
Veamos los resultados del porcentaje de hogares que usan leña: en la costa norte tenemos a Piura con 26%, La Libertad con 47% y Ancash con 49%, corresponde a toda la región, aunque el problema está primordialmente en sus zonas rurales y alto andinas. Si pasamos a la sierra norte, encontramos a Cajamarca con 53%, a pesar de todo el discurso pro-minero, si algo se hiciera al respecto ya habría un avance y menos rechazo. En zonas de selva norte, las cifras son elevadísimas: San Martín con 45%, Loreto con 47% y Amazonas con un siniestro 74%; estos lugares serán los próximos focos de protesta indudablemente.
Continuando con la engorrosa pero necesaria exhibición de números, pasemos al centro del país, tenemos a Pasco con 35%, Junín y Huancavelica con un 45% de hogares que usan leña, Ayacucho con 50% y Huánuco con 57%; mientras que en selva, Ucayali la usa en 38% a pesar que existen yacimientos desde donde fluyen los componentes del GLP y hace más de una década hay producción de una empresa privada como Maple Gas.
Finalmente es preciso evaluar el sur donde el descontento social es supino y aún nada reciben de un Ollanta Humala que les ofreció mitigar sus carencias. En Cusco, la región donde se produce casi todo el GLP del país y se exporta a otras latitudes, un 34% de sus hogares todavía usan leña, inaudito e inadmisible, mucho discurso macro y en un tema tan elemental exhibimos al mundo esta vergonzosa realidad. Mientras que en Puno, registra que solo el 17% usa leña, cifra engañosa, pues la misma estadística indica que el 47% utiliza otros combustibles, entre los cuales tenemos combustibles líquidos como el kerosenes e incineración de hierbas o estiércol, ¿cómo quieren que en ese lugar no haya beligerancia? y para culminar, tal vez para el premio Guinness de la vergüenza, en Apurímac, el 84% utiliza la leña en los domicilios.
La pregunta es ¿porque no se llega a esas zonas? y la respuesta es una: no es atractivo empresarialmente, hay que crear demanda es la solución. La manera de hacerlo, porque para diagnósticos ya estamos aburridos, una tarea conjunta privado-estado. Amplío para salir de la generalidad de consultores y pasar a los hechos de los ejecutores. Como los recursos económicos para la adquisición de toda la parafernalia del GLP no existen, menos aún los 30 a 35 soles que hay que desembolsar para llevarse un balón a su casa, la salida es venta fraccionada en estaciones- las hay en cantidad suficiente para iniciar- como se empezó con el kerosene hace muchos años, esto permite no solo que el incipiente consumidor disponga de la cantidad que pueda pagar, sino que dado que se elimina etapas de la cadena comercial como el envase en planta, los centros de distribución y las móviles de reparto, tener un precio menor, fácilmente se podría estar llegando a vender a unos 28 soles en promedio, por cada 10 Kg.
Lo descrito no requiere ningún sacrificio económico del estado, si se trabaja con estaciones privadas, ellos pueden hacer la inversión, hay que convocarlos. El estado tiene que colaborar estableciendo la normativa que proporcione seguridad en la operación, eliminando las trabas actuales. Eso no significa sino trabajo de los funcionarios del Ministerio de Energía y Minas así como Osinergmin.
El Estado que está dispuesto a sacrificar recursos vía Petroperú para abaratar 5 soles el balón, tranquilamente puede utilizarlos para programas sociales de cocinas en las zonas mencionadas, puedo sustentar con prolijidad matemática que esto es posible.
Señores del gobierno tienen en sus manos una salida práctica y de corto plazo, convoquen a los privados que estén dispuestos y verán que esto será una realidad.
no vemos uno que destaque. Muy poco tiempo para exigirlos dirán los defensores oficiosos del régimen, se escudriñarán cifras por allí para que los voceros oficiales de los inquilinos de la casa de Pizarro, salgan a argumentar; pero los hechos objetivos indican que aún no vemos nada trascendente.
Para avanzar en el terreno de “incluir” a los postergados, para que tengan acceso a los bienes, servicios y cultura que los más beneficiados tienen, empecemos por lo evidente y que se puede cubrir en muy corto plazo, el uso del gas licuado de petróleo (GLP) para la cocción de alimentos, donde hay cifras oficiales al 2011 del INEI, correspondiente a su última encuesta nacional de hogares (ENAHO), que es el referente por donde debe empezarse a actuar.
El guarismo más elocuente es el que señala el porcentaje de hogares por región que usan leña diariamente, como combustible doméstico. Encontramos cifras escalofriantes que señalan postración y aberraciones de carácter ecológico, pues leña es sinónimo de deforestación, que un Ministerio del Ambiente no ve, o no sabe lo que se debe hacer.
Veamos los resultados del porcentaje de hogares que usan leña: en la costa norte tenemos a Piura con 26%, La Libertad con 47% y Ancash con 49%, corresponde a toda la región, aunque el problema está primordialmente en sus zonas rurales y alto andinas. Si pasamos a la sierra norte, encontramos a Cajamarca con 53%, a pesar de todo el discurso pro-minero, si algo se hiciera al respecto ya habría un avance y menos rechazo. En zonas de selva norte, las cifras son elevadísimas: San Martín con 45%, Loreto con 47% y Amazonas con un siniestro 74%; estos lugares serán los próximos focos de protesta indudablemente.
Continuando con la engorrosa pero necesaria exhibición de números, pasemos al centro del país, tenemos a Pasco con 35%, Junín y Huancavelica con un 45% de hogares que usan leña, Ayacucho con 50% y Huánuco con 57%; mientras que en selva, Ucayali la usa en 38% a pesar que existen yacimientos desde donde fluyen los componentes del GLP y hace más de una década hay producción de una empresa privada como Maple Gas.
Finalmente es preciso evaluar el sur donde el descontento social es supino y aún nada reciben de un Ollanta Humala que les ofreció mitigar sus carencias. En Cusco, la región donde se produce casi todo el GLP del país y se exporta a otras latitudes, un 34% de sus hogares todavía usan leña, inaudito e inadmisible, mucho discurso macro y en un tema tan elemental exhibimos al mundo esta vergonzosa realidad. Mientras que en Puno, registra que solo el 17% usa leña, cifra engañosa, pues la misma estadística indica que el 47% utiliza otros combustibles, entre los cuales tenemos combustibles líquidos como el kerosenes e incineración de hierbas o estiércol, ¿cómo quieren que en ese lugar no haya beligerancia? y para culminar, tal vez para el premio Guinness de la vergüenza, en Apurímac, el 84% utiliza la leña en los domicilios.
La pregunta es ¿porque no se llega a esas zonas? y la respuesta es una: no es atractivo empresarialmente, hay que crear demanda es la solución. La manera de hacerlo, porque para diagnósticos ya estamos aburridos, una tarea conjunta privado-estado. Amplío para salir de la generalidad de consultores y pasar a los hechos de los ejecutores. Como los recursos económicos para la adquisición de toda la parafernalia del GLP no existen, menos aún los 30 a 35 soles que hay que desembolsar para llevarse un balón a su casa, la salida es venta fraccionada en estaciones- las hay en cantidad suficiente para iniciar- como se empezó con el kerosene hace muchos años, esto permite no solo que el incipiente consumidor disponga de la cantidad que pueda pagar, sino que dado que se elimina etapas de la cadena comercial como el envase en planta, los centros de distribución y las móviles de reparto, tener un precio menor, fácilmente se podría estar llegando a vender a unos 28 soles en promedio, por cada 10 Kg.
Lo descrito no requiere ningún sacrificio económico del estado, si se trabaja con estaciones privadas, ellos pueden hacer la inversión, hay que convocarlos. El estado tiene que colaborar estableciendo la normativa que proporcione seguridad en la operación, eliminando las trabas actuales. Eso no significa sino trabajo de los funcionarios del Ministerio de Energía y Minas así como Osinergmin.
El Estado que está dispuesto a sacrificar recursos vía Petroperú para abaratar 5 soles el balón, tranquilamente puede utilizarlos para programas sociales de cocinas en las zonas mencionadas, puedo sustentar con prolijidad matemática que esto es posible.
Señores del gobierno tienen en sus manos una salida práctica y de corto plazo, convoquen a los privados que estén dispuestos y verán que esto será una realidad.
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