Por: César Gutiérrez Peña(Lima, 2 Jun. 2011).- Paradojas de la vida, el fujimorismo nace políticamente por su victimización ante el aparato millonario y arrollador del ya olvidado Frente Democrático, FREDEMO le llamaron. La derecha tradicional, unida a jóvenes turcos, que fueron; lanzaron todo el poder económico y mediático al servicio de la causa y la descalificación de un desconocido docente universitario, Alberto Fujimori, que se enfrentaba a un personaje de reconocimiento internacional, como Mario Vargas Llosa.
Hoy, veinte años después, la situación se vuelve a repetir, los financistas son los mismos de antaño, pero esta vez, están apoyando a la hija del ex Presidente, que es el FREDEMO de hoy, mientras que Ollanta Humala, se ha convertido en el Fujimori del año 1990.
La lección no se aprendió, el ataque avasallador al rival, que no tiene acceso equitativo a los medios, no es buen acompañante, produce un rechazo en el ciudadano y se convierte en boomerang.
Al cierre de la campaña electoral, lo que estamos viendo es un empate en las preferencias y en el lapso de un mes, se han sucedido tres estadios diferentes.
El primero, que se inicia al día siguiente de la primera vuelta y termina a las dos semanas, donde hasta en los niveles socioeconómicos altos, se escuchaba una predisposición de votar por el comandante retirado, allí encontrábamos a los diplomáticos cesados, los magistrados del poder judicial y militares depuestos, los empleados despedidos y sus respectivos entornos familiares.
Luego, entramos a la segunda etapa, donde ocurren dos cosas: Ollanta en su ánimo de captar a las clases medias y altas, pierde identidad, apareciendo como sosegado y renegando de sus propios credos; a la par que desde las sedas naranjas, le caía la artillería pesada sin cesar, parecía la Otan en Libia; resultado, una sensible baja en las preferencias del aspirante de Gana Perú y un crecimiento de la candidatura de Fuerza 2011.
El tercer momento, se da en la última semana, donde la saturación de la cobertura a favor de Keiko y de oposición a Ollanta, comienza a revertir a favor de éste último, lo cual es reconocido hasta por la encuestadora Ipsos Apoyo, cuyos directivos son de pensamiento proclive al fujimorismo. Siendo las últimas cifras de los sondeos, lo que en ajedrez le llaman tablas.
Lo que se viene recogerá lo que los indecisos perciban y si el carga montón continúa, ya sabemos las consecuencias.
Hoy, veinte años después, la situación se vuelve a repetir, los financistas son los mismos de antaño, pero esta vez, están apoyando a la hija del ex Presidente, que es el FREDEMO de hoy, mientras que Ollanta Humala, se ha convertido en el Fujimori del año 1990.
La lección no se aprendió, el ataque avasallador al rival, que no tiene acceso equitativo a los medios, no es buen acompañante, produce un rechazo en el ciudadano y se convierte en boomerang.
Al cierre de la campaña electoral, lo que estamos viendo es un empate en las preferencias y en el lapso de un mes, se han sucedido tres estadios diferentes.
El primero, que se inicia al día siguiente de la primera vuelta y termina a las dos semanas, donde hasta en los niveles socioeconómicos altos, se escuchaba una predisposición de votar por el comandante retirado, allí encontrábamos a los diplomáticos cesados, los magistrados del poder judicial y militares depuestos, los empleados despedidos y sus respectivos entornos familiares.
Luego, entramos a la segunda etapa, donde ocurren dos cosas: Ollanta en su ánimo de captar a las clases medias y altas, pierde identidad, apareciendo como sosegado y renegando de sus propios credos; a la par que desde las sedas naranjas, le caía la artillería pesada sin cesar, parecía la Otan en Libia; resultado, una sensible baja en las preferencias del aspirante de Gana Perú y un crecimiento de la candidatura de Fuerza 2011.
El tercer momento, se da en la última semana, donde la saturación de la cobertura a favor de Keiko y de oposición a Ollanta, comienza a revertir a favor de éste último, lo cual es reconocido hasta por la encuestadora Ipsos Apoyo, cuyos directivos son de pensamiento proclive al fujimorismo. Siendo las últimas cifras de los sondeos, lo que en ajedrez le llaman tablas.
Lo que se viene recogerá lo que los indecisos perciban y si el carga montón continúa, ya sabemos las consecuencias.
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