Votar por Keiko Fujimori es votar por pollos con 100% de maíz transgénico

Por: Alejandro Malásquez

(Lima, 23 May. 2011).- En estos últimos 16 años, de los 20 de políticas económicas liberales aplicadas por los distintos gobernantes de turno, además de vanagloriarse del crecimiento de la economía, también lo han hecho con respecto a las obras en Salud, en cuanto a más y mejor infraestructura construida, hospitales y postas médicas para el MINSA y ESSALUD, incluso a nivel municipal (hospitales de Solidaridad), y aumento de clínicas y centros de salud por el lado privado, como mayor oferta de medicinas y seguros, lo que está bien, pero evidencian que las enfermedades crecen en nuestro país, de ahí lo prosperante del negocio de la salud a hoy en día.

Cuanta millonada de soles del erario nacional, que es plata de todos los peruanos, se destinan a atacar las consecuencias, que son las enfermedades, en vez de dedicarla a que la población se alimente más y mejor, principalmente nuestra niñez, para generaciones futuras saludables. Hace unos días atrás y casi a finales de su mandato, ha tenido que ser un presidente (Alan García) en una televisora local (programa Sin Medias Tintas del 15 de mayo), el que diga que los peruanos comemos sin saberlo 63 Kg. de transgénicos, pero lo dijo no por alertar al consumidor, sino por defender a su ex Ministro vinculado al pollo, cuyo consumo per cápita es de 58 Kg. en Lima.

Ya un mes antes en RPP (15 de abril), un representante de un gremio de productores agrarios en su respaldo a un ministro de agricultura que expidió el reglamento de los transgénicos dijo, “hace 16 años que nosotros consumimos transgénicos, componentes transgénicos, porque casi la mayor parte del maíz proveniente de Argentina, Brasil y Estados unidos, son maíces transgénicos, y eso está alimentado a la industria avícola, están alimentando a todo lo que es aceites, a través de la soya, entonces hace mucho tiempo que ya nos hubiéramos muerto todos, hace rato que estamos transgenizados”. Al 2010, la importación de maíz amarillo duro ascendió a los US $ 430 millones.

Felizmente, la gastronomía, con su figura visible de mayor reputación, Gastón Acuario, viene batallando por el no ingreso de semillas transgénicas en salvaguarda de nuestra biodiversidad, la moratoria del reglamento de transgénicos aprobado por el Gobierno, y por un mayor apoyo a la agricultura orgánica, y eso es muy bueno para el país. Ya cambiaron al ministro Quevedo, quien tiene intereses en una empresa avícola, interesado de seguro como las demás grandes, en producir pollos y sembrar maíz transgénico para alimentarlos, para ser más competitivos, elevar sus utilidades y atender la demanda a precios accesibles, sin depender de las importaciones.

La gastronomía, es hoy una promisoria actividad económica, aquí y en el exterior. Como cadena productiva, vendió el año pasado cerca a los S/. 45 mil millones, y creo muchos puestos de trabajo directos e indirectos. Nuestro país, depende mucho de su minería, al 2010, exporto US $ 21,723 millones, representado el 61.25%, por lo que de ser apoyada debidamente la gastronomía, puede ser la otra gran locomotora de nuestra economía, que jale los vagones de agricultura orgánica y de pesca artesanal, para que estas dos últimas con el valor añadido que da la cocina, sean rentables y generen más puestos de trabajo, de ahí lo razonable del no ingreso de la semilla transgénica.

Ni que decir de la pesquería artesanal, al que el fujimorismo dejo en ruinas, endeudados a más de 2,500 pescadores artesanales formales por más de 18 millones de soles, resultado de su nefasta política pesquera, que si bien hizo crecer la pesca industrial hasta sobredimensionarla en flota y fábricas dejándolos endeudados por más de US $ 1,700 millones, y cuya sobrepesca y pesca negra, causo la disminución de la biomasa pesquera artesanal desde 1996, incluso durante dicho régimen, se sindico al pescado como el portador de la bacteria del Cólera, y a partir de allí, comenzó el crecimiento vertiginoso del pollo, que es el principal competidor del pescado.

Sin bien, la Sra. Keiko Fujimori de Fuerza 2011, como parlamentaria presento un proyecto de Ley de moratoria de 3 años al ingreso de transgénicos (los gastrónomos proponen 15 años), pero como candidata presidencial no lo incluyo en su Plan de Gobierno, lo que prueba que permitiría el ingreso de las semillas transgénicas, como su padre Alberto hace 16 años permitió la importación de maíz duro amarillo transgénico para la alimentación de pollos, sin que la población conozca de ello. Hoy en día, las enfermedades crónicas no infecciosas desplazaron a las infecciosas. Las alergias se han vuelto algo común, y estas, están relacionadas al consumo de transgénicos.

En los últimos 12 años, los gobernantes de turno al igual que Fujimori, privilegiaron la industria harinera, se pescó 86’858,261 toneladas de anchoveta, con la que se produjo 19’840,000 toneladas de harina, la cual se vendió al exterior por US $ 15,167’240,000 y obtuvo el Estado, US $ 201’076,390 por impuesto a la renta de 3ra. Categoría (2.6% del valor FOB), mientras que por la pesca de consumo humano directo 11’300,401 toneladas de diversas especies y su procesamiento para exportación, obtuvo el 60.63% por el mismo impuesto, esto es US $ 121’923,731 (1.3% del valor FOB), con 3’204,600 toneladas de producto terminado y exportado por US $ 4’555’860,000.

Estas cifras prueban, que le resulta más beneficioso al Perú, el apoyar a su pesquería artesanal, que ocupa la mayor parte de nuestro mar de 200 millas marinas, por la enorme cantidad de alimento, empleo, ingresos, divisas y tributos, además de contribuir significativamente en el desembarque de pescado para la industria de exportación, y a la gastronomía. El mar nuestro es uno de los más ricos del planeta por la abundancia de anchoveta que aún no se ha depredado pese a la enorme cantidad que se captura, pero no se aprovecha para desterrar la malnutrición de la niñez y alimentarnos mejor, y tampoco no lo contempla el plan de gobierno del fujimorismo.

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