César Gutierrez Peña: Irracional intolerancia empresarial

(Lima, 7 May 2011).- Nuestra clase empresarial parece no entender el origen del riesgo que tanto temor les infunde, la posibilidad que Ollanta Humala sea electo Presidente de la República. Se ha hablado hasta la saciedad de la insatisfacción, de por lo menos un tercio de la población, con el viejo modelo económico de los años 90, que requiere adecuaciones urgentes orientadas a mejorar la distribución de la riqueza.

El tema está tan vigente, que me parece absurdo e irracional el reclamo gremial que hacen al gobierno en ejercicio, porque decidió la semana pasada, mantener sin cambios la aplicación del fondo de estabilización de los combustibles, que significa en términos económicos para el consumidor una congelación temporal de precios, mientras que para las empresas de refinación implicará innegables problemas de caja, por tener que comprar el insumo a precio real y recibir como ingreso en efectivo una cantidad insuficiente.

El impacto en las cuentas de las refinerías no está en discusión, sino en lo inapropiado que significa que en un proceso electoral se traslade al usuario final un desembalse de precios, cuando el candidato Humala, habla de bajar la cotización del gas licuado de petróleo a menos de la mitad del valor de venta actual, sería incendiar la pradera y su opositora diría que se actuó para perjudicarla. Los contendores al unísono van a afirmar que se les está dejando como herencia un grave problema, es decir en cualquier orientación que actuase la administración García, iba a ser sujeto de críticas.

Lo responsable era proceder como lo ha hecho, es la medida más inocua para el interés nacional, los políticos en campaña pueden decir cualquier cosa, pues al final están en una actividad proselitista y la crítica siempre les ayuda. Pero que los empresarios salgan a reclamar directamente o a través de sus voceros mediáticos, no tiene asidero alguno, demuestra que no entienden que en el manejo de un país, la variable política es vital y el actuar equilibrado del gobernante y su equipo, entre lo técnico, manejo de expectativas y conformidad social, es lo que permite avanzar. El estado no funciona como una sociedad anónima, entiéndalo de una vez por todas.

La intolerancia empresarial y el temor gubernamental a colisionar con intereses privados poderosos en diversos campos: industrias extractivas, combustibles y servicios nos ha conducido a la situación de “ballotage” menos deseada, no se quejen es su creatura.

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