Encanto coyuntural del Premier Valdés

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  • jueves, enero 19, 2012
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  • Por: César Gutiérrez Peña

    (Lima, Perú).- La popularidad de Ollanta Humala, se venía a pique en diciembre pasado; en menos de cinco meses, con un gabinete al mando de Salomón Lerner. El fracaso de imponer posiciones en la cajamarquina mina Conga; sumado a la filtración de documentos ministeriales y discursos variopintos dentro del ejecutivo, dieron la señal de desorden; el relevo se hacía indispensable. Ingrata es la política, uno de los pilares del triunfo electoral y del aquietamiento de los temperamentos empresariales que se mostraban hostiles con el elegido, era precisamente el hombre desgastado que ejercía el premierato.

    En la necesidad de tener un gobierno donde convivieran montescos y capuletos, Lerner no llegó a conformar una sinfónica, pero sí una orquesta de cámara de concertistas con aires de divos, cada uno de ellos quería ejecutar en solitario, sin que se les pudiera imponer orden. Entonces el comandante, decide el reemplazo por el hasta ese momento Ministro del Interior, que como militar que había sido, exhibía don de mando. El nuevo consejo de ministros, ya no fue una agrupación de recorridas individualidades, sino más bien de medianías, el resultado, la conformación de una banda de guerra, solo con trompetas y percusión, que le tomó la posta a la orquesta de cámara.

    En esta nueva agrupación, el poco elocuente Primer Ministro, ha revertido la estrepitosa caída en una ligera alza, que la hasta ayer sin credibilidad encuestadora Apoyo muestra, convirtiéndose en el oráculo oficial con sus cifras.

    ¿Cuál es el encanto del señor Valdés? Uno real y otro de conveniencia de los poderes fácticos. El real, su banda de guerra no desafina, claro que no se somete a ejecuciones de grandes maestros, no es su rol; tambor y trompeta; monocorde, aburrida para mi gusto, pero sin notas disonantes, al público encandila el aire marcial, pues el pensamiento nacional aún está impregnado de la dicotomía del bueno y el malo. El encanto convenido, los grupos de poder económico ven que no los enfrentará con intentonas reformistas, más bien, está dispuesto a ser el capitoste de una gendarmería que aplicará rigor a los levantiscos.

    ¿Cuánto durará el encanto? Hasta que las contradicciones económicas y sociales, por la falta de conocimiento y pericia en el manejo estatal, se hagan evidentes. Torpezas se están cometiendo diariamente, pero la audiencia está encandilada con las marcialidad, pronto afloraran los yerros y el éxito del Premier habrá culminado.

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