Por: Jorge Torres Cáceres, Máster Ingeniero CIP / Consultor Medioambiental (Lima, 2 Dic. 2011).- Cualquier plan o proyecto que no considere la idea de integración ambiental (que entiende toda actividad y el entorno en que se ubica), estará descontextualizado, desintegrado y será juzgado negativamente por más que el objeto planificado o proyectado sea internamente correcto. Esto significa que tan rechazable es un plan o proyecto porque suponga riesgos inaceptables de de degradación ambiental, como porque sea incoherente con la lógica vocacional de desarrollo de su entorno.
Tal incoherencia puede referirse a la finalidad y enfoque estratégico del plan o proyecto en cuanto unidad o a las propuestas que hace , y surge porque no atiende las necesidades y aspiraciones de la población afectada de acuerdo al ámbito de influencia sea directa o indirecta y porque esta desvinculado de los recursos endógenos de la zona, o porque no prevé los riesgos de sobreexplotación de los recursos naturales, y de superar la capacidad de asimilación de los vectores ambientales (aire, agua y suelo), o las posibles incoherencias de los elementos físicos que acogerán las propuestas concretas con su entorno cercano.
Se pretende con esta idea desplazar ese centro tradicional de preocupación de muchos políticos, planificadores y gestores y por extensión de todos aquellos agentes que intervienen en la decisión, desde la funcionalidad interna de lo planificado o proyectado a las relaciones mutuas de éste con su entorno , propiciando reducir , minimizar, consensar. Se trata en suma de buscar la concertación entre ambos elementos: el plan o proyecto y su entorno, para poder conseguir un producto ambientalmente integrado en el que los objetivos económicos, sociales y ambientales colaboren a incrementar la calidad de vida de la población.
La idea anterior, exige optimizar la interacción Actividad – Entorno, atendiendo por igual a ambos aspectos, Impacto y Aptitud, es decir a la fragilidad y a la potencialidad del entorno, trasciende entonces la simple reacción ante los efectos negativos para vincular las aptitudes del medio físico, así como la posibilidad si la hubiere de producir impactos positivos y más allá, las aptitudes (saber hacer), y actitudes (disposición) de la población implicada.
Todo esto, dentro de una buena comunicación y transparencia en todo el proceso, o sea desde que se le da el contenido y alcance al proyecto por la autoridad ambiental, el procedimiento administrativo de la Evaluación de Impacto Ambiental para cualquier estudio de impacto ambiental, exige pues la participación pública, justificándose ésta por ser el objetivo final de todo proyecto mejorar la calidad de vida de la población, y donde el concepto de percepción subjetiva, su aceptación social es indisociable de la participación ciudadana.
De esta forma el Órgano Ambiental recabará los informes que estime oportuno, formará criterio sobre el proyecto y emitirá de esta manera la Certificación Ambiental o decisión que adopta, en la que se acepta, rechaza o condiciona el proyecto desde el punto de vista ambiental y se incluyen prescripciones relativas a su seguimiento en función del programa de vigilancia ambiental contenido en el estudio de impacto ambiental, esta declaración tiene que hacerse pública, caso del orden jurídico ambiental en Perú, favor de revisar el Artículo 54( Emisión de Resolución), Capítulo 4 del Reglamento de la Ley del Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental.
Concluyo expresando, que si queremos evitar los conflictos sociales, malos entendidos, opiniones no acertadas por empíricos del Medio Ambiente, que se vienen presentando en nuestro País, es de mucha necesidad que se invierta tiempo por parte de autoridades principalmente, para que a través de la Educación Ambiental en sus tres formas (formal, no formal, e informal) pueda crearse un Fondo Social de Concienciación, que servirá muchísimo para las mesas de diálogo, concertaciones, talleres, etc. Puesto que nuestro propósito es tener no sólo buenas leyes (caso nuestro, se tiene que corregir por un lado y por otro, llenar muchos vacios existentes) de protección a la naturaleza, sino también educar una buena actitud hacia ellas.
Tal incoherencia puede referirse a la finalidad y enfoque estratégico del plan o proyecto en cuanto unidad o a las propuestas que hace , y surge porque no atiende las necesidades y aspiraciones de la población afectada de acuerdo al ámbito de influencia sea directa o indirecta y porque esta desvinculado de los recursos endógenos de la zona, o porque no prevé los riesgos de sobreexplotación de los recursos naturales, y de superar la capacidad de asimilación de los vectores ambientales (aire, agua y suelo), o las posibles incoherencias de los elementos físicos que acogerán las propuestas concretas con su entorno cercano.
Se pretende con esta idea desplazar ese centro tradicional de preocupación de muchos políticos, planificadores y gestores y por extensión de todos aquellos agentes que intervienen en la decisión, desde la funcionalidad interna de lo planificado o proyectado a las relaciones mutuas de éste con su entorno , propiciando reducir , minimizar, consensar. Se trata en suma de buscar la concertación entre ambos elementos: el plan o proyecto y su entorno, para poder conseguir un producto ambientalmente integrado en el que los objetivos económicos, sociales y ambientales colaboren a incrementar la calidad de vida de la población.
La idea anterior, exige optimizar la interacción Actividad – Entorno, atendiendo por igual a ambos aspectos, Impacto y Aptitud, es decir a la fragilidad y a la potencialidad del entorno, trasciende entonces la simple reacción ante los efectos negativos para vincular las aptitudes del medio físico, así como la posibilidad si la hubiere de producir impactos positivos y más allá, las aptitudes (saber hacer), y actitudes (disposición) de la población implicada.
Todo esto, dentro de una buena comunicación y transparencia en todo el proceso, o sea desde que se le da el contenido y alcance al proyecto por la autoridad ambiental, el procedimiento administrativo de la Evaluación de Impacto Ambiental para cualquier estudio de impacto ambiental, exige pues la participación pública, justificándose ésta por ser el objetivo final de todo proyecto mejorar la calidad de vida de la población, y donde el concepto de percepción subjetiva, su aceptación social es indisociable de la participación ciudadana.
De esta forma el Órgano Ambiental recabará los informes que estime oportuno, formará criterio sobre el proyecto y emitirá de esta manera la Certificación Ambiental o decisión que adopta, en la que se acepta, rechaza o condiciona el proyecto desde el punto de vista ambiental y se incluyen prescripciones relativas a su seguimiento en función del programa de vigilancia ambiental contenido en el estudio de impacto ambiental, esta declaración tiene que hacerse pública, caso del orden jurídico ambiental en Perú, favor de revisar el Artículo 54( Emisión de Resolución), Capítulo 4 del Reglamento de la Ley del Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental.
Concluyo expresando, que si queremos evitar los conflictos sociales, malos entendidos, opiniones no acertadas por empíricos del Medio Ambiente, que se vienen presentando en nuestro País, es de mucha necesidad que se invierta tiempo por parte de autoridades principalmente, para que a través de la Educación Ambiental en sus tres formas (formal, no formal, e informal) pueda crearse un Fondo Social de Concienciación, que servirá muchísimo para las mesas de diálogo, concertaciones, talleres, etc. Puesto que nuestro propósito es tener no sólo buenas leyes (caso nuestro, se tiene que corregir por un lado y por otro, llenar muchos vacios existentes) de protección a la naturaleza, sino también educar una buena actitud hacia ellas.
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