¿Creando Ministerios o entelequias?

Por: César Gutiérrez Peña

(Lima, 30 Ago. 2011).- La necesidad de promocionar el desarrollo tecnológico es un fin ambicioso, pero necesario, hay que darle un nuevo derrotero a la economía peruana, para salir del ámbito de los primario exportadores. El ser protagonista en la creación de tecnología reditúa con creces, basta mirar lo que ha hecho Corea del Sur, país con serias limitaciones en la disponibilidad de recursos naturales y que hoy se ha convertido en unos de los líderes de la electrónica, con mención especial en equipos de uso cotidiano de las personas.

El Estado tiene el deber de ser el órgano rector que con el diseño y promoción de políticas, encamine la realidad hacia el fin deseado. Mirado desde esa perspectiva, crear un Ministerio de Ciencia y Tecnología se justifica, pero siempre y cuando disponga de los recursos para cumplir su rol.

El anuncio del Premier Salomón Lerner de dar partida de nacimiento a la mencionada cartera, pero a la par justificando que no generará egresos adicionales al fisco, en un innecesario sentimiento culposo; hace que la creatura nazca muerta, siga el camino del Ministerio de Cultura, lanzado en el gobierno anterior y que hoy su ministra, la artista internacional, Susana Baca, defina a su entidad como: “el pariente pobre, que no tiene ni para los tambores”.

Si la decisión política es que el estado juegue un rol protagónico en la ciencia y tecnología, que lo haga con la seriedad debida, es decir con un presupuesto mínimo para desarrollar las tareas primigenias, por supuesto que para ello hay que pensar permanentemente en el equilibrio de las cuentas fiscales, si el dinero no alcanza, mejor ni siquiera vale la pena el intento, pues será un gasto sin retorno, alimentación de un aparato burocrático ineficaz, que a la larga solo traerá descrédito al gobierno de turno.

Antes de aprobar la aparición de este nuevo ente, tenemos que tener claro, cuál es su perspectiva en el largo plazo y cuáles son las metas de su primer quinquenio, si lo sustentado por el Ejecutivo no convence, debería haber un no rotundo; para empezar no entiendo la formación de una dependencia normativa, cuando el Instituto Peruano de Energía Nuclear, languidece con arcas famélicas.

La situación económica y financiera mundial está complicada como para andarse con experimentos, que solo sirvan de fuente de plazas de trabajo para cumplir compromisos con los que apoyaron la campaña electoral.

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