(Lima, 22 Dic. 2011).- Se veía venir, la conversión del Humalismo a los credos y formas neoliberales, ha sido confirmado el pasado domingo por la noche con la designación del nuevo gabinete, motivo por el que más de un espumante ha sido descorchado por aquellos que lo veían como alma poseída de “chavismo” y que ahora lo perciben como hijo de su grey.
Para los que gustan ver la realidad solo por la relación beneficio-costo económico, se han dados dos señales inequívocas: no habrá sesgo de izquierda y se practicará el ejercicio de autoridad. Esta es la razón por la que los críticos ácidos de ayer, son los apologistas del comandante de hoy.
Los mercados que siguen la línea de pensamiento descrita, han recibido muy bien los anuncios de un fin de semana turbulento.
Yo no comparto esta forma particular de ver las cosas, como también discrepo de los que afirman que estamos entrando a una etapa militarista e igualmente con los que vaticinan la llegada de las siete plagas de Egipto.
Mi apreciación parte de una realidad, hay un descontento en provincias sobre la satisfacción de las necesidades que el estándar de vida de un ciudadano normal requiere, que va más allá de tener: luz, agua, alcantarillado, escuela y posta médica. Esta posición representa un tercio del electorado, cuantitativamente demostrado con la votación de Humala en primera vuelta. La situación va tomando visos de beligerancia, no hay nadie que pueda dar una respuesta infalible, hasta donde la movilización social puede desestabilizar al gobierno. Se ha decido probar, el resultado lo veremos en los hechos, así que cualquier celebración puede resultar prematura.
En cuanto al supuesto militarismo, es una exageración burda, que el Premier sea un militar retirado y no hace poco sino cerca de 20 años, no le da ningún sesgo para decir que estamos en el camino que se pretende señalar.
Finalmente, tampoco veo que estemos próximos a una debacle inexorable del Gobierno, sí habrá mayor confrontación con las fuerzas sociales. La toma de fuerza de la oposición callejera, no va ser automática, no existe el movimiento que tenga influencia nacional para que ello ocurra, lo que puede mediatizarse si tiene ministros inauguradores, a pesar que la mayoría de ellos no tiene experiencia en manejo gubernamental.
Para los que gustan ver la realidad solo por la relación beneficio-costo económico, se han dados dos señales inequívocas: no habrá sesgo de izquierda y se practicará el ejercicio de autoridad. Esta es la razón por la que los críticos ácidos de ayer, son los apologistas del comandante de hoy.
Los mercados que siguen la línea de pensamiento descrita, han recibido muy bien los anuncios de un fin de semana turbulento.
Yo no comparto esta forma particular de ver las cosas, como también discrepo de los que afirman que estamos entrando a una etapa militarista e igualmente con los que vaticinan la llegada de las siete plagas de Egipto.
Mi apreciación parte de una realidad, hay un descontento en provincias sobre la satisfacción de las necesidades que el estándar de vida de un ciudadano normal requiere, que va más allá de tener: luz, agua, alcantarillado, escuela y posta médica. Esta posición representa un tercio del electorado, cuantitativamente demostrado con la votación de Humala en primera vuelta. La situación va tomando visos de beligerancia, no hay nadie que pueda dar una respuesta infalible, hasta donde la movilización social puede desestabilizar al gobierno. Se ha decido probar, el resultado lo veremos en los hechos, así que cualquier celebración puede resultar prematura.
En cuanto al supuesto militarismo, es una exageración burda, que el Premier sea un militar retirado y no hace poco sino cerca de 20 años, no le da ningún sesgo para decir que estamos en el camino que se pretende señalar.
Finalmente, tampoco veo que estemos próximos a una debacle inexorable del Gobierno, sí habrá mayor confrontación con las fuerzas sociales. La toma de fuerza de la oposición callejera, no va ser automática, no existe el movimiento que tenga influencia nacional para que ello ocurra, lo que puede mediatizarse si tiene ministros inauguradores, a pesar que la mayoría de ellos no tiene experiencia en manejo gubernamental.
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